viernes, 25 de enero de 2013

Se ríen en mi cara

Me he propuesto convertirme en vegetal y dejar de leer la prensa y ver las noticias. ¿Por qué? Porque prefiero llenar mi cabeza con informaciones como el saber que Karmele Marchante tiene la inteligencia de un pepino del Mercadona que ver como en este país los políticos se ríen en nuestra puta cara.


Estamos a punto de llegar a los 6.000.000 de parados en España (lo pongo en número porque impresiona más) y donde todo el mundo ve un declive la señora Báñez ve indicios de mejora. Alucino como un pepino. Entre esos brotes verdes (que únicamente ve el PP) se encuentra el dato de reducción de empleo entre los jóvenes. Pero claro, se le olvida decir que ese dato no se debe tanto a la creación de empleo si no al éxodo masivo de la gente joven de este país, donde el paro se ceba con especial virulencia. Los jóvenes de este país cruzan las fronteras en busca de un puesto de trabajo o con afán de continuar fuera con una formación que en España es mediocre. Y lo digo como damnificado porque soy joven, soy de este país y porque estoy planificando mi huida. 

Y ¿mientras? Mientras el Gobierno actual se ha dedicado a fomentar unas medidas que han llevado a una contracción del consumo y por lo tanto al incremento del paro.

Cada vez que pienso en España me imagino un buffet chino en el que uno puede llegar y servirse la cantidad que quiera. España me parece un buffet en el que algunas personas pueden llenarse los bolsillos sin ningún tipo de pudor mientras el resto de ciudadanos ya no tienen ni para poder mantener sus hogares calientes.

Y no vamos a hablar de las cuentas en Suiza, los delitos fiscales de otros miembros ilustres de esta sociedad ni las lagrimas de cocodrilo de Soraya Saenz de Santamaría hablando de los deshaucios porque entonces me caliento más Pipi Estrada en un Showgirls.

Así que lo dicho... a partir de ahora sustituiré El País, El Correo y la prensa de actualidad por la Cuore y La Sorpresa... porque al menos me río. Y en estos tiempos en el que uno siente que todos se ríen en su cara no viene mal reírse un poco de otros.

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